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Podria ser la soledad lo mas tormentoso o lo mas sublime.
Cuando nos enfrentamos a esta experiencia de vida seria bueno indagar sobre el tipo de soledad que estamos experimentando.
La mirada profunda a esta realidad vivida nos permite abordarla como un problema o como un estilo de vida.
Te empodera, te permite conocerte.
te acorrala, te deprime, te aniquila,
La maestra la que te permite asumir los errores con gallardia.
La soledad crónica ha crecido en la sociedad de manera vertiginosa, hoy tenemos un 40 % de los adultos que expresan sentirse solos.
Es que los humanos tenemos necesidad de vivir con los otros, de establecer relaciones reciprocas, esa búsqueda de ser amados, aceptados, es ese sentido de pertenencia que nos impulsa a hacer contratos de convivencia.
Pero cuando aparecen las rupturas propias de los desacuerdos, el corazón se sumerge en un duelo profundo que termina enfermando a muchos y quitando sentido a la vida.
En las relaciones de pareja el golpe más difícil de superar es justo cuando el otro decide irse de nuestro lado, rompe el contrato, abandona el proyecto.
Sin embargo es justo en situaciones como estas es donde tenemos la oportunidad de conocer la capacidad de amar de nuestro corazón , es justo por el desamor de otros como conocemos nuestra grandeza interna, no renunciamos a amar al otro porque no esta acompañándonos, amamos a otros aunque no nos amen porque nos hace grandes y es solo sintiendo esa grandeza cuando somos capaces de ayudar al otro a volar lejos y somos capaces de despedimos con un abrazo de buena suerte en ese intento de buscar otra ruta.
No es fácil, transformar la soledad crónica en un camino de crecimiento personal.
Finalmente tenemos la soledad como consecuencia de una adicción.
cuando nuestra infancia esta llena de experiencias en soledad esas vivencias quedan impregnadas en nosotros y aprendemos el juego del abandono, se estructura una tendencia a seguir sufriendo abandonos y evitamos entregarnos en relacioness que podría ser enriquecedora.
Esos saboteos internos y esa incapacidad de entregarnos sin miedo a experiencias de amar al otro o en la vivencia de relaciones que me permitan sentir compañía autentica.
En este realidad el desafío es convertir esta soledad en la maestra de vida, mirar por qué y cómo nos hemos vuelto adictos al dolor de la soledad reproduciendo las mismas experiencias pasadas, alejando a los que intentan amarnos, podría ser para seguir llenando un sentimiento de autocompasión o autocastigo aprendido indirectamente lo cual nos arrebatara esa sensación de felicidad.
Es aquí cuando se hace muy necesario mirarnos muy profundamente por dentro y detectar si está soledad es la que en este momento caracteriza mi vida.
Interesante mirarnos y detectar cual de las tres experiencias de soledad es la que predomina en mi vida.
Es preciso hacer el camino hacia dentro