Podria ser la soledad  lo mas tormentoso o lo mas sublime.

Cuando nos enfrentamos a esta experiencia de vida seria bueno indagar sobre el tipo de soledad que estamos experimentando.
La mirada profunda a esta realidad vivida  nos permite abordarla como un problema o como un estilo de vida.


La Soledad como camino

 Te empodera, te permite conocerte.

La Soledad como castigo

te acorrala, te deprime, te aniquila,

La Soledad como consecuencia

La maestra la que te permite asumir los errores con gallardia.

 Soledad como elección
Parece una sublime contradicción, eso de elegir estar sola o solo para estar 100% en mi esencia, es dificil de concebir en esta sociedad.
El punto de conciencia en este nivel de soledad, es un camino personal al amor auténtico.
Sin necesidad de separación de los vínculos con los  otros humanos, con  las plantas, con  los animales.  Este camino un poco parecido al de los monjes que supera el egoísmo y se envuelve en la evolución de la conciencia, la soledad se vuelve una celebración constante y probablemente los vínculos con los otros humanos sean más profundos trascendiendo las estructuras de las relaciones establecidas.
Es imposible estar en este camino de soledad sin sonreír.
Es imposible ir en esta ruta y vivir en conflicto con los otros.
Es imposible vivir en esta soledad y no ser capaz de abrazar sin apegos.
De vivir al otro sin expectativas.
 Es imposible andar esta ruta sin un exquisito amor propio y un gran respeto por los otros humanos.

La soledad crónica ha crecido en la sociedad de manera vertiginosa, hoy tenemos un 40 % de los adultos que expresan sentirse solos.
Es que los humanos tenemos necesidad de vivir con los otros, de establecer relaciones reciprocas, esa búsqueda de ser amados, aceptados, es ese sentido de pertenencia que nos impulsa a hacer contratos de convivencia.
Pero cuando aparecen las rupturas propias de los desacuerdos, el corazón se sumerge en un duelo profundo que termina enfermando a muchos y quitando sentido a la vida.
En las relaciones de pareja el golpe más difícil de superar es justo cuando el otro decide irse de nuestro lado, rompe el contrato, abandona el proyecto.
Sin embargo en situaciones como éstas tenemos la gran oportunidad de conocer la capacidad de amar de nuestro  corazón, en el desamor de otros  conocemos nuestra grandeza  de amar, no renunciamos a amar al otro porque no esta acompañándonos, amamos al otro  aunque no nos amen de vuelta,  porque amar nos hace grandes y es sólo sintiendo esa grandeza cuando somos capaces de  ayudar al otro a volar sin lamentos y somos capaces de despedimos con un abrazo de buena suerte.
No es fácil, transformar la soledad crónica en un camino de crecimiento personal. Pero se puede.


Finalmente tenemos la soledad como consecuencia de una adicción.

cuando nuestra infancia esta llena de experiencias en soledad esas vivencias quedan impregnadas en nosotros y aprendemos el juego del abandono, se estructura una tendencia a seguir sufriendo abandonos y evitamos entregarnos en relacioness que podría ser enriquecedora.

 Esos saboteos internos y esa incapacidad de entregarnos sin miedo a experiencias de amar al otro o en la vivencia de relaciones que me permitan sentir compañía autentica.

En este realidad el desafío es convertir esta soledad en la maestra de vida, mirar por qué y cómo nos hemos vuelto adictos al dolor de la soledad reproduciendo las mismas experiencias pasadas, alejando a los que intentan amarnos, podría ser para seguir llenando un sentimiento de autocompasión o autocastigo aprendido indirectamente lo cual nos arrebatara esa sensación de felicidad.

Es aquí cuando se hace muy necesario mirarnos muy profundamente por dentro y detectar si está soledad  es la que en este momento caracteriza mi vida.



Interesante mirarnos y detectar cual de las tres experiencias de soledad es la que predomina en mi vida.





en la lluvia solos tambien se saborea el camino

Es preciso hacer el camino hacia dentro